thumb image

Mirada Estudiantil

Valeria González Castillo

Estudiante

Curso NU-2061, II semestre 2023.

Revisado por:  Patricia Sedó Masís, 22 marzo 2024

La infancia es una etapa fundamental para el desarrollo de los hábitos de alimentación y el fomento de estilos de vida saludables, los cuales pueden mantenerse hasta la edad adulta.  No obstante, es frecuente que los niños y las niñas manifiesten en este periodo preferencia por alimentos específicos que limitan su alimentación.

En este artículo se compartirá información relacionada al tema.

La infancia es una etapa fundamental para el desarrollo de los hábitos de alimentación y el fomento de estilos de vida saludables, los cuales pueden mantenerse hasta la edad adulta.  Por lo tanto, esta etapa debe considerarse como crucial en el fomento de la calidad de vida de las personas a futuro, y existe la oportunidad formativa para la adquisición de hábitos saludables (Castrejón et al., 2021).

En ocasiones, las personas menores de edad no consumen la cantidad o calidad de alimentos que requieren para un óptimo crecimiento y desarrollo.  Lo anterior, debido a condiciones socioeconómicas, falta de apoyo familiar, el estado de salud o factores conductuales que inciden en las opciones alimentarias. 

La selectividad alimentaria asociada a factores conductuales es una condición en la que las personas deciden sobre lo que quieren comer según sus preferencias y disponibilidad de alimentos, y en donde tienden a consumen una variedad limitada de alimentos, con lo cual su alimentación se torna monótona.  También es usual el rechazo de alimentos nuevos, ya sea por el tipo de producto o sus características organolépticas, entre ellas el color, la forma, la textura, el sabor o las temperaturas en el momento del consumo. 

En esta condición de selección y aceptación limitada de alimentos, las personas pueden presentar diferentes grados de severidad. En aquellos casos más extremos, el consumo de alimentos podría limitarse a un máximo de 15 opciones (Campuzano, 2020).

Las conductas asociadas con la selectividad alimentaria son frecuentes en personas entre los 0 y 6 años de edad, pero suelen ser transitorias. No obstante, la hiperselectividad alimentaria puede ser una condición severa en niños y niñas con trastornos dentro del espectro autista (TEA), quienes, principalmente durante la infancia, presentan muchas dificultades relacionadas con la alimentación, como marcadas preferencias sensoriales muy específicas, y normas o rutinas muy rígidas (Bourne, 2022).

Los menores con TEA que presentan hiperselectividad alimentaria suelen tener una preferencia muy marcada por alimentos procesados y empacados, azucarados y con alto contenido de sodio.  Además, presentan de manera frecuente un fuerte rechazo hacia las frutas y vegetales, lácteos y carnes (Peterson et.al, 2019).

Estas conductas deben representar una señal de alerta si se prolongan por un período extenso o si limitan de manera importante la alimentación cotidiana, llegando a tener serias consecuencias en la salud de las personas, tales como la pérdida o ganancia acelerada de peso, así como alteraciones en el crecimiento y desarrollo por deficiencias nutricionales.

La selectividad alimentaria genera gran preocupación en las madres y padres de familia, ya que los niños y niñas comen cantidades muy pequeñas de alimento, y los tiempos de comida se vuelven un momento estresante, tanto para las personas adultas como para las menores de edad.

 Es importante mantener la calma en estas situaciones. Diversos estudios han demostrado que regañar u obligar a las personas menores de edad a comer los alimentos que rechazan, agrava más el problema (Diamantis et al., 2023).

Esto no significa un conformismo, o que la alimentación deba limitarse únicamente a los alimentos aceptados y considerados “seguros” para las personas menores de edad.  Para lograr una alimentación más variada y un cambio en los patrones de alimentación, se requiere tiempo y paciencia.

A continuación, se brindan algunas recomendaciones que pueden ayudar a disminuir la selectividad en los niños y niñas con TEA:

  • Al ofrecer alimentos nuevos o que han sido rechazados con anterioridad, acompañe los mismos con un alimento considerado como bien aceptado por el menor de edad.
  • Brinde una porción muy pequeña del nuevo alimento para irlo introduciendo poco pa poco.
  • Ofrezca el alimento nuevo en un ambiente tranquilo y sin distracciones, y pídale a la persona menor de edad que lo pruebe. En caso de que lo rechace, no lo obligue a consumirlo.
  • Establezca una rutina para la alimentación y procure seguir horarios de comida fijos. Evite que se consuman alimentos entre estos tiempos.
  • Repetir es la clave. Los niños y niñas pueden necesitar hasta 15 pruebas del mismo alimento antes de aceptarlo en su alimentación cotidiana. Es importante colocar los alimentos en el plato, aunque la persona no los consuma. La exposición repetida es necesaria para que se logre una familiaridad con los productos.
  • No recompense o refuerce en el menor de edad que pruebe un producto que rechace o nuevo con dulces o comidas rápidas, ya que no favorece el proceso de aceptación y, por el contrario, distorsiona su percepción sobre su alimentación.
  • No obligue o brinde amenazas a las personas menores de edad para que acepten nuevos alimentos.
  • Brinde seguridad al menor de edad respecto a su alimentación ofreciendo un modelaje en donde los demás miembros de la familia muestren conductas de aceptación y disfrute por una alimentación variada.

Bourne, L., Mandy, W., & Bryant‐Waugh, R. (2022). Avoidant/restrictive food intake disorder and severe food selectivity in children and young people with autism: A scoping review. Developmental Medicine & Child Neurology, 64(6), 691-700.

Campuzano, S. (2020). Trastornos de la conducta alimentaria en el niño pequeño. Pediatría Integral, 108.

Castrejon,E., de la Mano Hernández, A., & Martínez, A. (2021). Alteraciones del comportamiento alimentario en el lactante y niño pequeño. In Tratamiento en Gastroenterología, Hepatología y Nutrición Pediátrica, 813-826.

Diamantis, D., Emmett, P. M., & Taylor, C. M. (2023). Effect of being a persistent picky eater on feeding difficulties in school-aged children. Appetite, 183, 106483

Peterson, K., Piazza, C., Ibañez, V., Fisher, W. (2019). Randomized controlled trial of an applied behavior analytic intervention for food selectivity in children with autism spectrum disorder. Journal of applied behavior analysis, 52(4), 895-917.


 

  1. Es un excelente artículo. Su contenido y presentación permiten leerlo rápidamente. Lo compartiré con mi hermano, quien es diabético. Pero, igualmente, lo utilizaré para tener una mejor calidad de vida.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Enlace a otras noticias:


Noticia Anterior : «
Siguiente Noticia: »
× ¿Cómo puedo ayudarte?
Skip to content