Camila Piedra Fernández
Estudiante de Nutrición.
En las distintas etapas de la vida, la forma en que las personas satisfacen sus necesidades alimenticias puede cambiar. Durante la infancia, es crucial desarrollar habilidades y herramientas para lograr una alimentación independiente, aspecto vital para la supervivencia, el autocuidado y el bienestar, y que debe fortalecerse a medida que la persona madura y envejece.
En las distintas etapas de la vida, la forma en que las personas satisfacen sus necesidades alimenticias puede cambiar. Durante la infancia, es crucial desarrollar habilidades y herramientas para lograr una alimentación independiente, aspecto vital para la supervivencia, el autocuidado y el bienestar, y que debe fortalecerse a medida que la persona madura y envejece.
En la etapa de la adultez mayor, el cuerpo experimenta diversos cambios, lo que a veces requiere facilitar el acto de comer para evitar comprometer la autonomía de la persona debido a limitaciones físicas o cognitivas. La autonomía implica el derecho a tomar decisiones y poseer las habilidades básicas necesarias para desenvolverse en la vida diaria según el propio criterio, siendo crucial en la adultez mayor para implementarla en las actividades cotidianas.
La autonomía en la alimentación se refleja en la selección, preparación y consumo de los alimentos, implicando tanto habilidades cognitivas como motoras. En muchos casos, la reducción de las capacidades funcionales en adultos mayores puede afectar negativamente su autonomía alimentaria, con consecuencias adversas para su salud nutricional e integral, como la insuficiencia alimentaria, cambios en el peso corporal, sarcopenia y fragilidad.
Para mantener la autonomía en la alimentación de los adultos mayores con problemas cognitivos o motores, es esencial contar con el apoyo de cuidadores. Se debe fomentar un papel activo de la persona en la toma de decisiones y en el acto de comer, utilizando vajilla y mobiliario adecuados, así como adaptando las texturas de los alimentos si es necesario, pero sin comprometer la calidad de la comida ni generar dependencia innecesaria.
La orientación de un profesional de la nutrición es fundamental para prevenir deficiencias y encontrar alternativas de consumo adecuadas para cada adulto mayor según su situación. La autonomía permite que la persona tome el control de su alimentación y adopte estilos de vida más saludables, lo que se traduce en mejoras en su estado nutricional. No obstante, el respaldo informado y el apoyo familiar son imprescindibles para garantizar la calidad de vida de los adultos mayores.
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