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Pensando la Semana Nacional de la Nutrición 2023

Prof. Romano González, M.Sc.

La Semana Nacional de la Nutrición, creada por Decreto Ejecutivo No. 2049-SPPS) desde 1972, se celebra para que coincida con el 15 de mayo, Día del Agricultor. 

 

Su organizadora, la Comisión Nacional de Guías Alimentarias—este año nos invita a pensar y actuar alrededor del siguiente lema:

 

“Consumamos alimentos naturales, locales y de temporada para nuestro bienestar”

Lo vamos a desagregar para analizarlo en sus componentes. 

Consumir alimentos

Comer es algo tan natural que por lo general no pensamos en ello. Pensamos en los alimentos que comemos, pero en el acto de comer y todo en lo que se convierten los alimentos, no. Pero estamos comiendo, consumiendo, ingiriendo, alimentos desde que estamos en el vientre materno, a través del ombligo, y por la boca casi desde que nacemos.  Comer nos provee de elementos de la Naturaleza que el cuerpo usa para construirse, repararse y para gestionar la energía y todo ello nos ha permitido como seres humanos, crear y recrear desde pequeñas herramientas hasta grandes construcciones.  Nos ha permitido pensar, gracias a que podemos dar a nuestros grandes cerebros, los nutrientes y la energía que necesita.  Comer es un ir y venir de nutrientes y energía desde nuestro entorno hasta nuestros cuerpos, a través de los alimentos.  Comer es un acto que intermedia entre la Naturaleza y nosotros.

Consumir alimentos naturales.

Alimentos naturales es toda una contradicción del tiempo presente, porque no deberían existir alimentos que no fuesen naturales como lo fue por miles de años. El problema es que aunque ha habido cierta necesidad por procurar alimentos para alimentar a cada vez más población, también es cierto que hay un mayor alejamiento de aquello a lo que llamamos “natural”, pues todo alimento debería ser natural, y hablar de estos debería ser una redundancia:  alimento es igual a alimento natural, punto. Pero la tendencia en varias décadas es que aparecen “cosas” que se nos presentan como alimentos y están muy lejos de serlo. El llamado es a comer alimentos sin ningún procesamiento industrial, o que sea mínimo, y alejarnos de los alimentos altamente procesados, cargados en grasas y azúcares simples.

Comer alimentos locales.

Lo local hace pensar en lo cercano, y lo cercano nos remite a la geografía, pero también a la cultura.

Cercano es un alimento cuyo tránsito desde que es cosechado hasta la mesa haya sido corto. Nos pone a pensar en distancia y por lo tanto en consumo de combustible, en intermediarios, en pérdida de alimentos. Cuanto más cercano el alimento, menos contaminación, menos intermediarios, menos pérdidas.  No son lo mismo los frijoles producidos en otro continente, que los nuestros de Upala o Pérez Zeledón.

Cercano es un alimento que es parte de la cultura familiar, comunal, regional o nacional. Es cercano, como un familiar querido, que se conoce, que nos gusta y que sabemos que nos hace bien.  Uno se identifica con este porque es parte de la cultura alimentaria. 

Comer alimentos de temporada

Los alimentos que se producen durante unas pocas semanas o meses, son una forma de variar lo que se come, que es una máxima de la Nutrición, pero también contribuyen con la economía del agricultor que cosecha y vende estos productos mientras espera otra cosecha; y contribuyen con la diversidad biológica, que produce oxígeno y cuida el agua, sin mencionar el espacio que significa para las otras especies de la Naturaleza.

Nuestro bienestar

Los alimentos, naturales, locales y de temporada, proveen los nutrientes que nuestros cuerpos necesitan para su mejor funcionamiento, enriquecen nuestra cultura general y alimentaria y protegen el ambiente.

Por eso cuando hablamos de bienestar, de “nuestro” bienestar, no deberíamos reducirlo al bienestar individual, sino al bienestar colectivo, que incluya a la Naturaleza, porque no hay salud individual si el ambiente está enfermo.  Comer alimentos naturales, locales y de temporada es una contribución que hacemos para con el ambiente.

Podemos hacer pequeños o grandes cambios en la alimentación.  Podemos cambiar bruscamente la forma en que nos relacionamos con los alimentos. Pero también podemos hacer pequeños cambios a lo largo del tiempo: “ir cambiando”.


 

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